Y yo quería que de por sí mi cuerpo actuara defensivamente y me ahogara o desmayara o muriera. No doy más, y mis manos están atadas y no puedo hacer nada. Y no tiene excusas, ni voz. Qué rabia cuando para uno las cosas están tan claras y el mundo te logra decir, ¡tonta! Te equivocas en las cosas que crees. Quizás de verdad uno no sabe nada de sí mismo, y el mundo lo sabe más. Dejaré que otros hablen por mí.
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