sábado, noviembre 20

Cosas de película

Que por esas casualidades de la vida acabes de salir justo el día que te quedaste sola y hasta tarde en la universidad, te topaste con un casi conocido, casi extraño, y como andabas sociable te fuiste con él. Ese día parecía haber sido todo conforme, la temperatura era perfecta, la ropa era perfecta para la temperatura, parecía que aún podía agregársele algo.

Era casi atardecer en esta época del año, la estación del metro tan cerca, tan cerca los cuerpos agobiantes y el calor de todo un día de recorrido, las escaleras... "Tengo ganas de caminar" -mirando el gay horizonte-. "Caminemos..." Una estación, dos y tres... Darle la mano a aquel extraño mientras caminaba por una baranda y notar que incluso después aún no me la soltaba, y dar giros. De lo que conversamos poco recuerdo: narcisos, un pez... una frase que caló hondo.

Este era mi extraño, y yo la niña de la facultad. Graciosas las esculturas de ese Mall, de esos hombres haciendo acrobacias.. ¿Cuánta gente se ha detenido a mirarlos como nosotros, con tanta dedicación? De pronto tarareábamos una canción en nuestras mentes y nuestros cuerpos bailaban, las manos que se tomaron, la mano sobre su hombro, la que posó en mi cintura... y un dos tres... y un dos tres... Quizás nunca podamos hablar como los pies hablaron aquella noche.

Eso es todo, a lo lejos el sonido del mundo real, la que estaba parada fuera de esa ficción sabía que se aproximaba la hora de levantarse... Yo me dirigí hacia la puerta. Cuando tenía agarrada la manivela, oí otra vez su voz igual, invariable: «No abras esa puerta ―dijo―. El corredor está lleno de sueños difíciles».

Cruzamos el portal, todo surgió así. Quién sabe si nos amamos. Quién sabe si mientras duermo y él duerme nos encontramos en alguna habitación común para llamarnos Ojos de perro azul y en nuestros soñar con que en la realidad nos buscamos sin encontrarnos. Yo nunca supe, nunca sabré, creo que lo que escuche de aquí en adelante no lo creeré. El quedó depositado en uno de esos sueños de los cuales te acuerdas remotamente durante la mañana.

Un día me prometió un globo: un gran globo rojo que se elevara por sí solo -cómo sabes que me encantan los globos-, pero eso parece un sueño dentro de otro. Simplemente creo que fue una linda escena de película que improvisamos sin quererlo, pero como las cosas geniales sólo ocurren en las películas estaba fuera de toda lógica que ocurriera en la realidad.

Así fue como nos manipulamos. Un día grité ¡Ojos de perro azul! en la calle, y salimos a caminar por Providencia, por el Parque de las Esculturas, cuando su escultor favorito aún estaba vivo... Y llovió, y caminamos más de lo pensado... Y en el mundo real él decía quererme, pero yo sabía que era una ficción dentro de otra, en este mundo él ama estar con quién está, aquella que olvida mientras se encuentra en un cuarto dentro de un sueño. Eso fue todo.

Ahora él no existe, aunque creo que está vivo en alguna parte, en algún estanque pequeño. Lo único que queda es un concierto de los Smashing Pumpkins transmitido en vivo desde Brasil, y no sé por qué al recordar Mayonaise lo recordé a él. Supongo que será hasta el día en que yo encuentre a alguien real y menos mágico y de película a quien dedicársela en mi mente, seré feliz en este mundo.

lunes, noviembre 15

Siento la necesidad de estar fuera del mundo, pero aún así no puedo renunciar absolutamente a el. No puedo simplificar mi vida, ni puedo repararla. Quiero abstraer un montón de cosas del mundo pero resulta imposible. Estoy en una condición extraña de antiexistencia--
Quizás nadie me crea que es complicado pero de verdad estar en un dilema tan perjudicial en mi vida me tiene los pelos de punta y los ojos mega hinchados. ¿Señor, será que ahora sí me lo estoy tomando en serio? Me da miedo tomar el cambio equivocado, pero si Destino considera los votos del público a favor se supone que todo ha de ser para mejor.

Pareciera que no estoy segura, y pareciera una de mis excusas nuevamente para justificar la desmotivación que reiterativamente se da en cada etapa de mi vida, en cada semestre, en cada fase; pero parece ser diferente.

No, no disfruto ser como soy. Confieso que para asegurarme tiendo a ser creyente. Confieso que cuando ya no me entiendo le pregunto al que supuestamente me hizo inexplicable "¿Por qué?" Simplemente eso. ¿Por qué mi cerebro funciona así? Por qué no consigo interesarme realmente en mi deber social de seguir un buen camino que me asegure un cupo y estabilidad en este mundo. Por qué si tengo las posibilidades, el tiempo, no logro aprovecharlo. De verdad que yo no quiero ser así, de verdad que quiero lograr levantarme cada mañana respondiendo a mis obligaciones, no quiero sentir más tarde el cargo de conciencia; quiero llegar a un maldito final de semestre tranquila, y con mi conciencia sana porque sé que estuve haciendo las cosas bien, que todo saldrá bien...

Ya no quiero sentir sueño, cansancio, frustración, temor, incertidumbre y esa alta necesidad de hacerle daño a las personas; concretamente dejar de infringir temor. No quiero para mí tantas desgracias, dijo el poeta. Me canso de ser lo que sea que soy. ¡Que alguien me cambie el chip!

martes, noviembre 2

La vida es dulce

La señorita Analfabeta no bebe jugo conmigo en el metro porque encuentra flayte que el envase sea de 1 litro y no formato individual -no acusar de individualismo-. También revela que odia a la gente que va sentada en el piso del metro -yo- mientras ella va hincada, claramente esos diez centímetros de distancia entre el piso y su trasero marcan la diferencia. Finalmente la analfabeta famosa iba muerta de sed, con las piernas adoloridas por no haberse sentado cómodamente y asumiendo la realidad: Era tan flayte como yo.

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Para concluir... simplemente diré que los chocolates tienen la culpa... Por culpa de eso tuve que aguantarme la tediosa situación de esperar dos horas en el terminal acme (ese que está al lado del Tur Bus amado), aguantar los asientos incómodos (el piso) y la gente... Diferente (mi comentario clasista del día). Y para variar el caballero que era auxiliar del bus tomó tanta confianza que osó molestarme con mi acompañante... Si bien yo ya estaba molesta por el frío, por el hecho de que la Cosmopolitan estaba muy fome para comprarla, o estar ahí en medio de tanto ajetreo... Tuve que aguantar que a mi cara de yaestoychatadetodoyquierollegaramicasaA-HO-RA se le sumará el estar chata del auxiliar que me molestó por mi expresión de no-- no ando en busca de un pololo... Que cuando pasó a cortar el pasaje miraba con cara de trecetrece y que para variar se pusiera ahí a reclamar porque nuestras paradas eran distintas y él EXIGÍA que me fueran a dejar a mi casa... A la bajada traté de pasar desapercibida, pero no... Lo bueno fue que me bajé y llegué a casa. La noche estaba fresca, me prendí un cigarrito... El resto no importa.